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martes, 30 de septiembre de 2014

PEZ CIRUJANO

Peces cirujanos o tangs, llamado así por las protuberancias en forma de cuchillo en la base de la cola que pueden erigir para dañar seriamente a otros peces o a su propietario. También son vegetarianos y para que prosperen deben recibir la dieta adecuada. Un buen sustituto para las algas es la lechuga o las espinacas congeladas que se vuelven viscosas cuando se descongelan y son vorazmente ingeridas por muchos cirujanos. Puesto que son peces bastante grandes cuando alcanzan su máximo tamaño y son muy activos, los cirujanos necesitan abundante espacio.
Existen dos tangs excepcionales, el cirujano polvo azul y el cirujano azul. El primero es de un magnifico azul pastel con su aleta dorsal amarilla y es lamentablemente sensible, aunque es cierto que los especímenes capturados en aguas superficiales se adaptan mejor que los capturados en aguas profundas. El segundo es un resistente pez de color azul profundo con marcas negras; se dedicara a limpiar las algas de su acuario tanto si usted lo quiere como sino. El cirujano payaso es otra especie espectacular que comparte con las demás una capacidad de crecimiento excesiva para un tanque medio.
En otros géneros, el pez unicornio con su aleta caudal filamentosa es bastante atractivo, pero el premio es para las especies Zebrasoma. El tang sailfin tiene unas magnificas aleta dorsal y anal cuando es joven, y el tang amarillo es un pez resistente totalmente cubierto de color amarillo. Los juveniles del tang marrón tienen largas aletas y un atractivo colorido, pero los adultos no son tan bonitos.
Alguno de los peces cirujano, particularmente el cirujano azul, puede horrorizar al acuarofilo por una muerte fingida tan pronto son incorporados al acuario. Permanecen tumbados sobre el fondo y se les debe dejar estrictamente solos; muy pronto se recuperen.

viernes, 5 de septiembre de 2014

El Jaguar.

Es el felino mas grande de América y el tercero en el mundo después de el león y el tigre, es también el único representante del genero Panthera encontrado en este continente, habita desde lugares casi desérticos como el Desierto de Arizona o el Altiplano Mexicano hasta selvas tropicales como el Amazonas.
En México esta especie se distribuye desde las selvas tropicales del sureste de México, hasta el Río Bravo en el Golfo y en la Sierra Madre Occidental de la costa del Pacifico, hasta los limites con Belice y Guatemala. Por lo regular, la altitud de estas zonas es de 1000 metros sobre el nivel del mar.

Zonas donde habita el Jaguar en México.                                                                                                            




Descripción. 


 Es un animal robusto y musculoso que presenta variaciones significativas en cuanto al tamaño, con un peso que oscila normalmente entre 56 y 96 kilogramos, aunque hay registros de machos más grandes, de hasta 158 kg (aproximadamente como una tigresa o una leona), y por el contrario los más pequeños pueden tener un peso tan bajo como 36 kg. Las hembras suelen ser un 10-20% más pequeñas que los machos. La longitud de este félido varía entre 162 y 183 cm y la cola puede añadir unos 75 cm más. Su altura hasta los hombros es de unos 67-76 cm. Su cabeza es voluminosa y con una mandíbula prominente; el color de sus ojos varía de un tono amarillo oro a un amarillo verdoso y sus orejas son relativamente pequeñas y redondeadas

Se han observado variaciones en su tamaño en diferentes regiones y hábitats, mostrando un incremento de tamaño cuanto más al sur se localicen. Un estudio realizado en la Reserva de la Biosfera de Chamela-Cuixmala, en la costa mexicana del Pacífico, mostró que en esa zona pesaban tan sólo entre 30–50 kg, aproximadamente el peso del puma, mientras que un estudio en la región brasileña del Pantanal mostraba un peso medio de 100 kg, a menudo con pesos de 135 kg o más en machos viejos. Los ejemplares que habitan en forestas a menudo son más oscuros y bastante más pequeños que los que viven en áreas abiertas (el Pantanal es una cuenca de zonas húmedas abierta), posiblemente debido al menor número de grandes presas herbívoras en las zonas boscosas.


Reproducción.

Las hembras alcanzan la madurez sexual aproximadamente entre los 12 y 24 meses de edad y los machos entre los 24 y 36 meses. Se cree que en estado salvaje se aparean durante todo el año pero el numero de nacimientos incrementa en la epoca de lluvias. El celo de la hembra dura 6-17 días de un ciclo completo de 37 días; las hembras indican que son fértiles con marcas odoríferas urinarias y una mayor vocalización. Durante el cortejo ambos sexos cubren un territorio más amplio del habitual.
Las parejas se separan después del coito y las hembras se encargan del cuidado de los cachorros. El periodo de gestación dura entre 93 y 105 días; las hembras paren habitualmente 2 crías, aunque el número puede oscilar entre 1 y 4. La madre no tolera la presencia de machos después del nacimiento de las crías, por el riesgo de canibalismo infantil; este comportamiento también se observa en el tigre.
Las crías nacen ciegas e indefensas y dependen por completo de su madre; empiezan a ver después de dos semanas. Los cachorros son destetados a la edad de 3 meses, pero permanecen en la madriguera donde han nacido hasta los 5 o 6 meses, momento en el que empiezan a salir para acompañar a la madre cuando va de caza. Permanecen en compañía de la madre durante 1 o 2 años antes de abandonarla para establecer su propio territorio. Los machos jóvenes son inicialmente nómadas, enfrentándose con ejemplares más viejos hasta que consiguen hacerse con un territorio. Se estima que su longevidad típica en libertad es de unos 11-12 años; en cautividad puede vivir hasta 25 años, habiéndose registrado incluso una hembra que alcanzó los 32 años, lo que lo sitúa entre los félidos más longevos.

Conservación.

Las poblaciones de este gran félido se encuentran actualmente en declive. El animal está catalogado como  por la Unión Internacional para la Conservación Nacional (UICN), lo que quiere decir que podría estar amenazado de extinción en un futuro próximo. La pérdida de parte de su ámbito de distribución, incluida su práctica eliminación de sus áreas históricas en el norte, así como la creciente fragmentación de las zonas restantes, ha contribuido a su estatus actual. Durante los años 60 hubo un declive especialmente significativo, con más de 15 000 pieles de esta especie extraídas de la Amazonia brasileña cada año; gracias a la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies de Fauna y Flora Salvaje Amenazadas (CITES) de 1973, se produjo una drástica disminución del comercio de pieles. Un estudio detallado que se realizó bajo los auspicios de la Wildlife Conservation Society (WCS) reveló que ha perdido el 37% de su distribución histórica y se desconoce su situación en un 17% adicional. Un aspecto más favorable fue que la probabilidad de supervivencia a largo plazo fue considerada elevada en un 70% de la distribución actual, especialmente en la cuenca del Amazonas y las regiones adyacentes del Gran Charco y el Pantanal.

Amenazas.

Entre sus principales amenazas se encuentran la deforestación de su hábitat, un creciente incremento de la competencia por la comida con los humanos, la caza furtiva, los huracanes en la parte septentrional de su distribución y los enfrentamientos con los ganaderos, que a menudo los matan en las zonas donde cazan ganado pues, cuando se adapta a la presa, se ha comprobado que caza ganado bovino como parte importante de su dieta; sin embargo, mientras que la deforestación para crear zonas de pasto es un problema para la especie, su población podría haber aumentado tras la introducción de ganado bovino en América del sur al aprovecharse los félidos de esta nueva fuente de presas. Esta tendencia a cazar ganado ha llevado a los propietarios de ranchos a contratar cazadores especializados a tiempo completo.

Panthera onca es una especie incluida en el Apéndice I de la CITES, por lo que está prohibida cualquier forma de comercio internacional de esta especie o sus partes. Su caza está prohibida en Argentina, Belice, Colombia, Estados Unidos, Guyana Francesa, Honduras, Nicaragua, Panamá, Paraguay, Surinam y Venezuela. Su caza está restringida como «animales con problemas» en Brasil, Costa Rica y México y el Perú, mientras que la caza deportiva todavía se permite en Bolivia. La especie carece de protección legal en Ecuador y Guyana.
Los esfuerzos de conservación actuales a menudo se concentran en educar a los criadores de ganado y promover el ecoturismo. Generalmente se lo define como una «especie paraguas», esto es, una especie con una distribución y unas necesidades de hábitat lo bastante amplias para que, si se la protege, también se estará protegiendo a otras muchas especies con una distribución más pequeña. Las especies paraguas sirven de «enlaces móviles» en su entorno, en el caso de esta especie mediante la depredación. Así pues, las organizaciones conservacionistas se concentran en proporcionar un hábitat viable y conectado para este félido, con la idea de que también se beneficiarán otras especies.
Dado lo inaccesible de gran parte de la distribución de la especie (particularmente el Amazonas central) resulta difícil hacer una estimación de su número. Los investigadores se suelen concentrar en bioregines concretas, de manera que hay pocos estudios sobre toda la especie. En 1991 se calculó que vivían entre 600 y 1000 ejemplares en Belice, y en el Parque Nacional Kaa Iya de Bolivia se contabilizaron entre 3 y 4 ejemplares cada 100 km². En un estudio en la Reserva de la Biosfera de Calakmul estimaron una población de unos 500 ejemplares y la población de las mayores reservas de la Región Maya (sureste de México y noroeste de Guatemala y Belice) fue estimada en 2000 individuos; sin embargo, sólo las de México y Guatemala fueron suficientemente grandes para mantener poblaciones de más de 400 individuos. Trabajos realizados utilizando trampas-cámara y telemetría por GPS en el año 2003 y 2004 detectaron una densidad de sólo 6 o 7 ejemplares por cada 100 km² en la crítica región del Pantanal, en comparación con los 10 u 11 contabilizados con métodos tradicionales, lo que sugiere que los métodos de muestreo más extendidos podrían inflar el número real de ejemplares de la especie.
En el pasado su conservación se hacía en ocasiones por medio de la protección de zonas donde la población local o bien se encuentra estable o está en aumento; estas zonas, denominadas «Unidades de Conservación de Panthera onca», eran grandes áreas pobladas por unos 50 ejemplares. Sin embargo, algunos investigadores determinaron recientemente que, con el fin de asegurar que el patrimonio génico se comparta lo suficiente como para mantener la especie, era importante que las poblaciones de esta especie estuvieran interconectadas. A estos efectos, se han iniciado nuevos proyectos para conectar estas zonas de protección de la especie.